domingo, 1 de abril de 2012

DESPERTAR




No fue fácil despertarse.

La mañana no llegaba
y la oscuridad se pegaba
a los cristales.

Mientras hilos de tinieblas
temblaban a la luz de la luna,
cerré los ojos.

Pensaba
que, si no los abría,
no amanecería.

Un filo de luz
me hirió la pupila
y los apreté más.
Tanto,
que veía puntitos
de colores.

Pero el alba tiraba de las sabanas
y amanecía sin remedio.

Arañé la arista de luz
que se llevaba
las mañanas mullidas.

Mordí el borde de la colcha.
(Aún dientes de leche)

Me negué
a ver la primera luz
de tantas otras
que apagaba parques solitarios,
palabras para mi sola…

Era tenue,
quería ser dulce.
Pero era agria.

Estoy segura de que era,
es,
amarilla.

Huele a zapatos nuevos.

Cruje como los libros
que nunca ha abierto nadie.

(Nunca más mañanas sin relojes)

El sol triste de la mañana
es un abismo
que se traga la suave luz
de otro tiempo,
mientras alguien archiva,
entre palabras polvorientas,
mi primer tic-tac.


domingo, 26 de febrero de 2012

LUZ ANTIGUA




“¿No es valiente
ese rayito de luz
tras la tormenta?”

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La esquina parpadea
tras la tormenta.

Salen caracoles turbios
que taconean la acera de charol.

Sacan brillo al borde de la sima
donde clavan sus uñas
los solitarios.

El faro rojo
tiembla de frío,
mientras se yergue
valiente.

Revolotean las promesas rotas
entre las lágrimas...

Una mano piadosa
acaricia un gemido.


jueves, 26 de enero de 2012


La mano impresa
en el barro
deja una huella
y otra
y otra más.
Repta.
Se arrastra,
y se pone en pie.
Mira atrás
y su vista vuela
sobre el pantano.
El olor aún lo impregna
todo.
Los pies
logran despegarse del fango.
Un paso,
otro más.
El limo
se traga los últimos restos
del naufragio.
Los digiere,
los tritura,
mientras
el zumbido
penetrante
cada vez se oye menos.
Otro paso
y siente la hierba
bajo sus pies.
Respira,
y hay aire!

Abre los brazos
y no mira atrás…