domingo, 20 de junio de 2010

EL AIRE





Cierro lo ojos
y aspiro.

Aire de caramelo,
de vainilla blanda,
me punza los lagrimales.

El aire ondula entre las cañas
que tamborilean,
mientras las ranas,
nota arriba,
nota abajo,
dibujan su verde pentagrama.

El limo finge dureza
y la orilla se teje de berros
mientras laten las chicharras.

Un zig-zag de libélulas
corta el aire caliente.

Mientras el sol se ubica
en la vertical del estanque
todo se amortigua
como envuelto en algodones.

El aire se entinta de azules,
y fogonazos minúsculos
rebotan contra la superficie inmóvil.

Se hace esperar la tarde fresca
que no llega
y la hora vertical
se estira como una goma,
cruje, caliente…
hasta que se rompe
cuando la tarde irrumpe
de la mano del primer grillo.


domingo, 6 de junio de 2010

PAN DE AYER





Ayer era tierno.

Ayer era suave
y crujía cuando lo tocaba
exhalando el fresco aroma
de lo nuevo,
tibio al tacto.

Dejaba adherido a mis dedos
el rastro blanquecino
de lo nunca tocado.

Hoy, la superficie rugosa
se hunde, pesada,
arrastrada por la masa gomosa
que mira con indiferencia
el moteado verde que la invade.

A menos de un milímetro
de mis dedos húmedos,
laten trazos de harina fresca
que quieren esconderse
en el laberinto circular
de mis huellas,
dibujando espirales
que se disuelven en cada poro.

Soplo,
pero nada vuela.

Y con remoto aroma
a migas aún ligeras
se evapora el recuerdo
(miga, corteza, manos, labios…)
del beso de ayer.