
La luz languidece largamente
lamiendo la tensa lámina
que no deja escapar
ni un hilo de sol.
La luna empuja.
La luna nueva
teje un traje
de flecos rojos
que deja caer gimiendo
sobre el espejismo.
Algo,
bajo el líquido lustre
emerge.
Algo
ruge bajo el afilado
vértice de la luna.
Algo
gime con líquida laringe
que jadea hilos de hielo
que deshiela olas líquidas
de lava que resbala
hacia el margen lejano de la vida
que late,
abajo,
más abajo,
tan abajo
que jamás las espinas
de luz deshilachada
podrán clavarse en sus cuencas
de ojos huidos
que imaginan ejes
de espirales imposibles.
Algo
gime
bajo
la
agonía
vegetal
de la
hojarasca.
