domingo, 13 de diciembre de 2009

EL PARQUE VACIO




El parque
sabe a sol.

Los niños lo prueban
y juegan con sus rayos.

Rayos de sol
que se enredan
en los peldaños del tobogán
de ida
y vuelta.

El parque sabe a sol,
a savia verde,
a regaliz de palo…

Los columpios
recuerdan el calor de las manos
de los niños invisibles,
mientras se tambalean
en el viento inseguro.

Las flores exhalan su aroma
a piruleta
y los balancines
dibujan escuadras imposibles.

El parque huele a sal.

Las palomitas calientes
crujen bajo mis pies,
mientras un aura de tos
me envuelve como un mundo.

Mi mundo.

Lamo el sol
que se refleja en el surtidor.

El parque es un helado
de limón,
frío y brillante,
solo para mí.