“Dijo el cuervo:
¡Nunca más!”
(Edgar Allan Poe)
Y cayó la niebla,
y llovió,
y llovió,
hasta que las burbujas
horadaron el barro.
La noche duraba días,
y los días se cubrían de liquen.
Llovía.
Llovía.
Llovía
y olía a moho.
Y una mañana,
el poeta se despertó,
¡Y no llovía!
El sol
sacaba chispitas del pantano,
que parecía un estanque.
Una caricia tibia
le rozó el rostro.
Olía a tierra,
a hierba…
A aire.
La puerta estaba abierta
y salió.
Y el cuervo no estaba,
nunca más.
sábado, 7 de febrero de 2009
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2 comentarios:
Que salga el sol, que arrastre esa cortina de lluvia y frío; que se vaya el cuervo; que la puerta quede abierta a la vida, a la libertad, al vuelo de los pájaros libres.
Bene, cara maría.
Con las botas de agua caminé por esas calles con olor a barro recién parido, y llovía y llovía, y yo era el niño que recogía su ganado en tardes de niebla después de escribir un poema a su vecina de la que estaba enamorado.
Me recurda a mi infancia en una tierra donde la lluvia es arte y el sol poesía, tal vez, poe, era mi vecino y yo sin enterarme.
no intentes buscarle cordura a esto que escribi, por supuesto yo no me entiendo, èro me gudtó tu poema.
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